La fisioterapia obstétrica es aquella parte de la fisioterapia que cubre aspectos tanto preventivos como terapéuticos del embarazo, parto y posparto.
Hoy nos vamos a centrar en el postparto, ¿Cómo puede ayudar la fisioterapia a recuperarte después de dar a luz?, existen muchas formas:
La más importante es la PREVENCIÓN. Tras el parto, a pesar de que no existan síntomas de pérdidas de orina o heces (incontinencia), descenso de órganos (prolapsos), dolor perineal, cicatrices fibróticas (endurecidas), estreñimiento, disfunciones sexuales, etc…, a través de ejercicios posturales, estiramientos, masajes y estimulación con diferentes aparatos, es necesario conseguir una buena tonificación de la musculatura del suelo pélvico y de la cincha abdominal, ayudando con ello a normalizar esa zona que ha quedado debilitada tras parto y así evitar futuros problemas. El momento ideal para comenzar la fisioterapia postparto es a las 6 semanas de haber dado a luz.
Es muy frecuente que las mujeres tras el parto comiencen a realizar abdominales para fortalecer el abdomen que ha quedado distendido y con menos tono. Al contrario de lo que pueda parecer, esto es contraproducente, ya que al realizar este tipo de ejercicios abdominales tradicionales aumentan la presión intraabdominal, esta se transmite hacia el periné, y como éste está ya de por sí débil, empeora aún más el estado de la musculatura perineal. Los ejercicios más indicados para trabajar la cincha abdominal son los hipopresivos, también conocidos como Gimnasia Abdominal Hipopresiva, creada por Dr. Marcel Caufriez, que consisten en un conjunto de técnicas que provocan un descenso de la presión intaabdominal, activación refleja de la musculatura del suelo pélvico y de la faja abdominal. Con ellos se consigue tonificar el abdomen sin lesionar la musculatura perineal. A largo plazo su aplicación de manera regular aumenta el tono del suelo pélvico y de la cincha abdominal, y reduce significativamente la incontinencia urinaria de esfuerzo en la mujer. Esta Gimnasia Abdominal Hipopresiva es una técnica preventiva muy eficaz en el posparto.
También tiene una labor importante en cuanto al TRATAMIENTO, el cual es necesario cuando ya existe alguno de síntomas enumerados anteriormente, como son la incontinencia de esfínteres, estreñimiento, prolapsos, disfunciones sexuales, cicatrices fibróticas o dolor perineal entre otros.
De entre ellos, el más frecuente, es la incontinencia urinaria, de la que existen diferentes tipos, como son de esfuerzo, de urgencia, mixtas, etc. La que aparece con mayor frecuencia tras el parto es la de esfuerzo, que es la pérdida de orina que ocurre cuando hacemos cualquier tipo de esfuerzo como toser o reir. Afecta a 3 de cada 5 mujeres, más a las multíparas (mujeres que han tenido más de un parto) que a las nulíparas (mujeres que nunca han parido). Otros factores de riesgo son la obesidad materna, peso elevado del niño en el momento del parto o la gemelaridad.
En muchas ocasiones la incontinencia aparece ya durante el proceso de gestación, sorprendentemente incluso durante el primer trimestre. A veces el embarazo no hace más que agravar situaciones de incontinencia previas que podían haber pasado casi desapercibidas por ser leves. Pero, y esto es lo más importante, la gran mayoría de las incontinencias no se desarrollan hasta mucho tiempo después del parto, algunas incluso años, lo que hace que las mujeres tengan una falsa sensación de que este tema no les afecta. Aproximadamente un 70% de las mujeres comienzan a tener pérdidas urinarias entre los 45 y los 50 años, y, si bien esto no puede ser siempre atribuible a los partos (la firmeza de los tejidos también es algo individual), en la mayoría de los casos encontramos al menos un embarazo como antecedente. Para esas situaciones ya patológicas la fisioterapia también es un buen tratamiento, pero, en cualquier caso, siempre es mejor la prevención que la curación.
La incontinencia urinaria afecta a la calidad de vida de los pacientes que la padecen, limitando la libertad individual y reduciendo su autoestima. Influye de manera muy distinta en cada persona y tiene repercusiones sobre las actividades de la vida diaria, tanto en el ámbito físico, psicológico, social y de pareja.
Por ello, por ser una afección que abarca lo funcional, lo psicológico, lo afectivo y lo social, su tratamiento requiere un equipo multidisciplinar donde actúen ginecólogos, urólogos, psicólogos y fisioterapeutas.
Judit Sánchez (Fisioterapeuta Centro de Fisioterapia y Fisioestética Patricia Peña)