Seguramente si estas leyendo este artículo es porque te has sometido a una cirugía de próstata, lo vas a hacer o conoces a algún familiar que ha pasado por ello y quiere recuperarse.
Cuando nos plantea el médico que el tratamiento para nuestro problema pasa por la extirpación total o parcial de la próstata, uno lo admite con resignación pero también con muchos miedos y dudas. Sobre todo, porque cuando uno empieza a leer sobre el tema descubre que en gran parte de los casos quedan bastantes secuelas y efectos secundarios.
Generalmente estos efectos vienen determinados por el grado de afectación, el estado en el que llegamos a la cirugía, el tipo de cirugía, edad, peso… eso es, en parte, lo que va a determinar el posoperatorio y la recuperación total o no.
Como seguramente ya te habrás informado, la próstata es una glándula que se encarga de fabricar el líquido que transporta los espermatozoides cuando se produce la eyaculación. Esta situada alrededor de la uretra, que es el conducto por el que se expulsa la orina. Cuando su tamaño aumenta, bien sea por una hipertrofia o hiperplasia benigna o por un tumor (carcinoma prostático), la próstata acaba oprimiendo la uretra y aparece sintomatología urinaria, (aumento de la frecuencia de micción, dificultad para comenzar la micción, perdidas de orina, urgencia miccional…).
Generalmente la prostatectomía esta indicada en los casos en los que existe un cáncer de próstata y cuando la sintomatología de la hipertrofia/hiperplasia de próstata es importante.
Dentro de los tipos de cirugía tenemos una PROSTATECTOMÍA SIMPLE en la que quitan de forma parcial tejido de la glándula prostática con el fin de mantener la calidad de vida del paciente. Sin embargo, cuando hablamos de un carcinoma generalmente se realiza una PROSTATECTOMÍA RADICAL. En esta ultima cirugía, los avances de cirugía han sido importantes y generalmente se intenta realizar intervenciones mínimamente invasivas y lo menos agresivas posibles, con el fin de dañar lo menos posible las estructuras que rodean la próstata.
Alguna de la sintomatología que puede presentar un paciente tras la prostatectomía es:
- impotencia, disfunción eréctil y problemas de erección
- incontinencia urinaria de esfuerzo
- incontinencia urinaria de urgencia
- incontinenecia anal, fecal o gases
- eyaculación retrograda con paso de semen hacia la vejiga en lugar de hacia la uretras
- perdida de fertilidad espermática o esterilidad
- estenosis uretral por la cicatriz
- sangre en semen
- estreñimiento
Es importante conocer esto antes de someternos a la cirugía, de hecho existen numerosos estudios científicos que avalan la realización de un trabajo preoperatorio de la musculatura del suelo pélvico, para evitar en la medida de lo posible la gravedad de las secuelas.
Existe documentación y guías de ayuda donde hay mucha información publicada al respecto. Les dejamos alguno de estos enlaces:
Lo que debe hacer cuando le detectan cáncer de próstata en su etapa inicial
Michigan Cancer Consortium: Managing Health Concerns After Prostate Cancer Treatment
Cuando tras esa cirugía nos encontramos con alguna de las secuelas descritas anteriormente, la fisioterapia puede hacer una labor importante y ayudarte a la recuperación.
Está demostrado que la reeducación del suelo pélvico, es decir, la capacidad de localizar de manera aislada los músculos del suelo pélvico, contraerlos y fortalecerlos correctamente, activando el core, desde antes incluso de que se produzca la prostatectomía, acelera la recuperación de la continencia y el control de los esfínteres.
Cuanto antes se dé comienzo a una terapia de reeducación del suelo pélvico mayores serán las probabilidades de recuperación total de la calidad de vida, pues el fortalecimiento de estos músculos no sólo asegura un mayor control de los esfínteres sino que también acelera la recuperación de la función eréctil y la intensidad de los orgasmos.
Es importante acudir a un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico que nos pueda guiar de una forma correcta en la recuperación. En primer lugar es necesario saber localizar y ejercitar los músculos correctos.
Con la ayuda de un especialista en rehabilitación del suelo pélvico, no sólo se trabajará a nivel muscular, sino que la reeducación abarcará probablemente aspectos de hábitos nutricionales, miccionales o defecatorios, prestando especial atención a una dieta exenta de excitantes y exceso de especias, cuidando el tránsito intestinal con alimentos ricos en fibra, evitando el sobrepeso, etc.
En cualquier caso y mientras se consigue una reversión de las secuelas de la prostatectomía mediante el fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico, existen dispositivos cada vez más discretos y funcionales que ayudan a no disminuir la vida social del paciente, como las pinzas uretrales.
En cuanto a las secuales sexuales, junto a la incontinencia urinaria de esfuerzo y/o de urgencia, la disfunción eréctil o impotencia es el efecto secundario más común tras una prostatectomía.
La buena noticia es que se puede tratar, se puede superar y se puede seguir disfrutando de una vida sexual en pareja.
Cualquier daño provocado en los nervios o vasos sanguíneos puede repercutir en una disminución de la capacidad de erección incluso años después del tratamiento.
El tratamiento de la disfunción eréctil o impotencia tras una prostatectomía es variado: fármacos via oral, inyectables, bombas de vacío, ejercicios de kegel, terapia psicológica, prótesis peneanas…
En definitiva, conocer las secuelas que puede ocasionar la extirpación de la próstata es la manera más eficaz de afrontar con éxito la recuperación total o al menos al máximo nivel posible que las circunstancias de cada paciente permitan.
Nuestro consejo es que si te encuentras en esta situación o conoces a alguien que lo este, acudas a un profesional especializado y si es necesario varios, cada uno en su ámbito que te guiarán y ayudarán para mejorar tu calidad de vida.